Gratitud, el regalo de la sobriedad
Debes permanecer abierto a los cambios, pero nunca te olvides de dónde vienes.
Hace unos días recibí un reconocimiento en la ciudad de León, Guanajuato, “El Ciudadano del Año”, me lo otorgó Fundación Azteca. Describir lo que sentí es algo que me gustaría compartirles, me tomó por sorpresa y me pregunté: ¿Por qué a mí? ¿Qué hice yo? Confieso que yo no era el candidato propuesto para esta mención, la primera persona que se propuso también es militante de esta asociación pero por respeto a él omito su nombre.
Estábamos en plena pandemia. Era septiembre de 2020 cuando recibí una llamada telefónica, dijo mi nombre completo y mencionó que la comunidad me había propuesto para este premio, mi reacción fue quedarme pasmado, pensé ¿yo? Me dijeron que irían a hacerme una entrevista y así fue, hicieron un video y se proyectó a nivel estatal, a los pocos días mucha gente me habló para felicitarme y decirme algunas palabras bonitas. Por todas las restricciones Fundación Azteca tuvo que esperar para hacer el evento, pasó más de un año después de aquella llamada y hace poco me otorgaron el premio junto con otras personas.
En la ciudad de León, Guanajuato, Drogadictos Anónimos, A. C. tiene muy buena presencia, mucho de esto, como sabemos, es el resultado de la preocupación de nuestro líder y los directivos sobre dignificar el trabajo de nuestra asociación y que siempre sea darle lo mejor a sus militantes en su proceso de recuperación. Para mí es importante esto porque el juicio que la sociedad se haga de las cosas es por lo que ve. Si tuviera que hacer una analogía de lo que es DA pondría como ejemplo una construcción, el trabajo que sostendrá la obra tienen que ser sus cimientos y para nosotros tiene que ser nuestros Doce Pasos por encima de cualquier cosa, no son las individualidades, nuestra fortaleza, como muchas veces se menciona, surge en la sala de juntas donde corregimos o agradecemos eso que día a día nos limita o nos hace soñar, pero todo en comunidad.
¿Por qué los Doce Pasos tienen que ser nuestra prioridad? Porque en ellos hemos conocido el perdón, el amor y la presencia de Dios en nosotros. Todo el trabajo que se hace es para fortalecer esta unidad y los resultados llegarán por añadidura. Los sentimientos de agradecimiento son auténticos cuando eres consciente de que lo que eres, lo que has hecho y tus proyectos futuros son fruto del tiempo que nos dedican, la comprensión que se nos tiene, la buena voluntad de siempre esperarnos como al hijo pródigo. La individualidad puede ser un plan de vida para aquellos que saben manejarlo. La experiencia nos dice a nosotros que es una falsa ilusión con resultados muy trágicos.
Cuando recibí la noticia le comenté a nuestro líder, me di cuenta cómo el ego fácilmente me envolvió a sentirme especial y diferente, el yo cargado de vanidad desplazó al pertenezco a una comunidad. Sus palabras hicieron ver mis limitaciones con estas palabras: “Con quién quieres quedar bien si tú como yo tenemos mucho más de lo que un día esperamos, esto es solo para que le des gloria a Dios, sabemos de dónde se nos rescató, no sé si te lo mereces o no, solo sé que por algo te lo dieron a ti, recíbelo con humildad a nombre de tu asociación, ¿quieres agradar a alguien? Devuélveselo a Dios con tu servicio, escuchando, procurando lo mejor para el nuevo y dales testimonio de lo que Dios hizo contigo”.
Vaya que si he recibido más de lo que un día esperé, como lo mencioné el día que me dieron este reconocimiento, un día llegué como alguien más que solo quería dejarse de drogar, no fue fácil ni sencillo, por el contrario, tuve muchas dudas, con el tiempo me di cuenta que llegué al lugar indicado, comencé a creer en la comunidad, necesitaba confiar en ellos para soltar mis miedos y poder avanzar y luego, después de mucho tiempo, comenzar a creer que había algo mucho mejor de lo que hasta entonces conocí. Esa persona de quien ya nadie esperaba nada, ni siquiera para sí mismo, hoy les dice que gracias a Drogadictos Anónimos, A. C. su vida tiene un propósito, me casé, soy padre, abuelo, terminé una carrera y tengo el privilegio de la amistad con muchos compañeros. Para la sociedad esto no tendría nada de relevante, pero para mí, que he visto cómo tantos jóvenes quedan atrapados en el infierno de las adicciones, créanme soy un privilegiado por tener estas bendiciones.
No ofrecemos la salvación de nadie, lo único que esperamos al compartir nuestro testimonio es que quien lo escuche sepa que hay una esperanza y que no va a estar solo nunca, si él así lo quiere. Tener tiempo no da la sobriedad, si fuera así, solo dejarse de drogar, eso sería estar abstemio, la sobriedad como término en la recuperación sería “ser dueño o tener el control de sí mismo”, como señalé, necesitamos de la comunidad, que nos presten sus oídos para que hablemos de nuestras crisis o problemas y nos compartan su consejo para poder ir en la dirección correcta, solos no podemos y solos nunca vamos a poder.
De verdad, quiero entender como un regalo este reconocimiento que me dieron y no como un premio, porque si he decidido servir sé que es a Dios, mostrar mi gratitud haciendo lo correcto en el servicio, en las relaciones con mis compañeros, con mi familia, tratar con buena voluntad al nuevo para que encuentre esperanza.
Todos los que tenemos tiempo tenemos que transmitir al nuevo que la misericordia de Dios es para todos, sin importar quienes sean, sin importar que cueste, este es el valor de la gratitud, en nosotros no se escatimó en nada.
Víctor Labastida